Así como nunca estuve de
acuerdo que un gobierno pretendiera meternos a la fuerzas sus ideas
comunistas y enviar a la cárcel a quienes se resistieran a aceptarlas, tampoco
puedo estarlo con
unos cuantos dirigentes de la oposición que sólo buscan
conceder privilegio a los intereses de los partidos políticos que ellos
representan. Estos dirigentes políticos en vez de tener amor por salvar al
país, tienen una pasión por el poder, siendo su eslogan: “Quítate tú para
ponerme yo”. Asimismo, quieren incitar al pueblo para que realicen
actos vandálicos, tales como: destrozar sedes de instituciones del Estado,
realizar saqueos, colocar guayas para degollar motorizados, provocar a los
cuerpos de seguridad, lanzándole piedras y bombas de excrementos, para que
estos respondan con más violencia, comenzando con lluvias de bombas
lacrimógenas y terminando con disparos de perdigones y armas de fuego,
convirtiéndose las manifestaciones en toda una zona de guerra.
Quería puntualizar todo esto,
para hacer un llamado a la reflexión, mi intención no es que se atemoricen y se
queden en sus casas. Tristemente debo aceptar que a veces no queda más opción
que usar la violencia para defender nuestros derechos, pero debe existir un
buen plan, si no lograremos traer más caos, prácticamente nos hemos estado
lanzando al suicidio. Y es que por un lado, tenemos a nuestra policía y a
nuestra fuerza armada secuestrada. Por el otro, los llamados “pranes” y los
diferentes colectivos armados, amenazan a diario con salir a las calles a
masacrar a quienes manifiesten querer tumbar a Maduro del poder. También está
la gente que vivía en pobreza extrema, a quienes se les malacostumbró a que les
regalaran las cosas; a estas personas se les enseñó a odiar y a culpar a los
“ricos” de ser los causantes de que existan pobres en el país, les hicieron
creer que el socialismo era la mejor solución a sus problemas, fueron engañados
por su ignorancia y los condenaron a permanecer pasivos para que siguieran
recibiendo los beneficios del Estado.
Cómo pretendemos que aquellos que
fueron adoctrinados por las ideas marxistas, vayan a preferir unirse a los que queremos
un cambio en el país, si algunos grupos protestantes mantienen una actitud
vandálica y amenazante. ¿No creen que sea más sano y más inteligente trabajar
en despertar la conciencia de aquellos que aún apoya este régimen? ¿No son
acaso también nuestros hermanos? Si cambiamos y hacemos las cosas bien
seguramente, seamos el ejemplo para ellos. Si seguimos perdiendo el tiempo,
enfrentándonos entre hermanos, nos seguirán llevando la delantera. Debemos
más bien unirnos todos como nación: hombres y mujeres, negros y blancos, ricos
y pobres, obreros y empresarios, maestros y educandos, ciudadanos comunes,
nuestro cuerpo de seguridad y defensa nacional.
Se debe diseñar una verdadera estrategia con
objetivos claros y puntuales para no desviarnos, de esta manera podremos luchar
por el mayor de los objetivos: ¡ELIMINAR TODA REPRESIÓN Y RECUPERAR LA VERDADERA SOBERANÍA DEL PUEBLO! Ya con ella garantizada, podemos lograr las demás
cosas.
Y si el enemigo por razones de superioridad tecnológica, usa sus
armas en contra de un pueblo unido, podemos perder la guerra, más nunca la
moral…pues ganaremos nuestro lugar en la historia, tal como lo hicieron los
yaquis y mayas, quienes fueron conocidos por ser las últimas etnias que
grabaron con sangre la más grande lección de dignidad, que bien vale ofrecer la
vida luchando por la tierra y la libertad.
Recuerden Alemania Oriental
en 1989; los comunistas parecían indestructibles, hasta que salió todo el mundo
a las calles y en dos días se acabó todo.